Dibulla, Guajira. A orillas del Caribe, 51 cultivadores de plátano coinciden en producir con calidad y estilo. La Cooperativa del Grupo Participativo Local de Dibulla, Coogrupadi, inició actividades hace seis años implementando agricultura con tendencia orgánica. Esta es su historia.
Lo que en un momento vieron como un gasto, hoy los pequeños productores de Coogrupadi lo califican como una inversión para su calidad de vidaEn el transcurrir de este proceso, los productores se vieron enfrentados a dificultades y a las rigurosas exigencias que hacen las entidades para obtener la acreditación o certificación como productores orgánicos. Viendo esto, la comunidad puso sobre la mesa la opción de iniciar con el proceso de acreditación en Buenas Prácticas Agrícolas – BPA, particularmente en la norma NTC-5400. Se trataba de continuar con las laboras que se estaban implementando hasta el momento adicionando algunos fertilizantes químicos, saliéndose de lo orgánico pero siempre dentro de la normatividad.
A finales del año 2007 las entidades Sena y Asohofrucol abrieron una convocatoria dirigida a productores rurales de todo el país con el objetivo de financiar su acreditación en BPA. Al tanto de esta oportunidad, los agricultores de Coogrupadi iniciaron la formulación de un proyecto, en compañía de la Corporación PBA, que posteriormente fue aprobado. Según Diomara Suárez, Coordinadora de Zona Caribe Seco para la Corporación, ahí se comenzó a evidenciar el liderazgo que estaban asumiendo los productores y sobre todo las capacidades que de una u otra forma la Corporación fue inculcando para que asumieran el rol de liderar ese proceso en su departamento.
Con la aprobación del proyecto, para lograr la acreditación los productores debían documentar y evidenciar con registros las actividades que tenían lugar durante el proceso, “no es solamente saber hacer las labores sino también documentarlas, tener los procedimientos de cómo realmente se vienen haciendo, hacer todo lo que tiene que ver con análisis de suelos, análisis de agua porque hay que garantizar que el producto es completamente innocuo y una de las maneras de poder evidenciar esa innocuidad es mediante la trazabilidad del producto, que los agricultores deben llevar a partir de los registros”, explica Diomara Suárez.
Resultados
Con el convenio Sena-Asohofrucol de 2007, en marzo de 2010 los productores asociados a Coogrupadi recibieron su certificación en la implementación de buenas prácticas agrícolas, norma NTC-5400, dando por terminado el proyecto en diciembre de 2009.
Entre los objetivos formulados para el proceso se encontraba beneficiar económicamente a la cooperativa, que con la implementación de BPA pudiera dar un valor agregado a su producto generando más ingresos y supliendo la inversión que los agricultores habían hecho en infraestructura para la certificación. Hasta el momento Coogrupadi no tiene un aliado comercial que le reconozca, con una tarifa diferencial, en el precio del plátano, “que reconozca el esfuerzo que los pequeños productores están haciendo frente a los demás, frente a los tradicional o convencional. Entonces los agricultores que cumplen con la rigurosidad de tipo ambiental, de tipo documental, con la trazabilidad, tienen la misma retribución económica comparada con los agricultores que no cumplen con la normatividad”, dice Diomara, de la Corporación PBA.
Lo que en un momento vieron como un gasto, hoy los pequeños productores de Coogrupadi lo califican como una inversión para su calidad de vida; en el proceso adquirieron conocimientos y habilidades que les permitió llevar su sistema productivo y costos de operación de una forma seria y ordenada; además, con la implementación de BPA, la cooperativa habilitó un área de bienestar donde pueden tomar los alimentos y asearse, las fincas tienen bodegas y baños, como exige la norma. “Entonces lo están viendo en función de la calidad de vida que está representando sobre cada uno de los trabajadores y la familia de cada uno, más no está siendo visible sobre una retribución económica que era la meta que se tenía cuando se arranco con este proyecto”, explica Diomara.
Retos
Después de la acreditación, Coogrupadi tiene un trabajo fuerte por delante: mantener a los productores asociados dentro de las BPA, que no se rindan y, al contrario, logren adherir otros agricultores de la zona al proceso.
Para continuar con esta línea de mejoramiento técnico, productivo y, lo más importante, el mejoramiento de su calidad y condiciones de vida, Coogrupadi se ha propuesto encontrar aliados comerciales que sean capaces de reconocer el esfuerzo que los pequeños productores vienen haciendo con la implementación de estas normatividades, que no solamente van en beneficio de ellos como productores y comercializadores, también van en beneficio de nosotros como consumidores cuando adquirimos productos en el mercado para nuestro consumo.
Para los pequeños productores rurales de plátanos asociados a Coogrupadi, las buenas prácticas agrícolas son sólo el principio de un reto, el primer paso para obtener la certificación como productores orgánicos.