La Ley de víctimas

 

La aprobación de la Ley de Víctimas es la noticia más destacada de los últimos meses en el país. Si bien es cierto aún es temprano para pronunciarse sobre su texto, pues sufrió muchas modificaciones de última hora en el Congreso, no cabe duda que marca un cambio sustancial en el rumbo que el tema de la reparación de las víctimas y la restitución de las tierras tenía en años recientes.

 

La ley – o lo que se conoce de ella – tiene serias limitaciones y vacíos. Pero la inversión de la carga de la prueba (no son las víctimas las que tienen que demostrar que eran los propietarios, sino los actuales poseedores los que debe demostrar su propiedad), la definición que se reparará a las víctimas independientemente de quién fue el agresor (paramilitar, guerrillero o agente del Estado), la decisión de indemnizar por la vía administrativa, y no tras un largo proceso judicial, y algunos otros, son aspectos positivos de la Ley. 

 

Sin lugar a dudas este es solo un paso en el largo camino de resolver los problemas de las víctimas del conflicto y de los demás marginados de las zonas rurales colombianas. Falta ver los resultados de la aplicación de la ley, el acompañamiento y apoyo que se dará a las víctimas para que puedan quedarse en el campo con proyectos viables y con seguridad, las medidas que se tomarán para apoyar al resto de los habitantes rurales pobres que lograron permanecer en estas zonas a pesar del conflicto y las amenazas, etc. Muchos de estos temas deberían incluirse en el proyecto de ley de desarrollo rural que el gobierno nacional ha anunciado que presentará al Congreso en el segundo semestre de este año. Esperemos a conocer su texto y su trámite…

 

La lucha entre quienes quieren una sociedad más democrática, equitativa y pacífica y quienes promueven un crecimiento excluyente y concentrador, sin reparar en los medios de que se valen, no será de corta duración, como lo demostraron los permanentes esfuerzos que desde diferentes sectores se hicieron para limitar la ley, o para hacerla abortar.