Las papas nativas fueron cultivadas y domesticadas por los indígenas que habitaron parte del territorio suramericano, tienen gran adaptación al medio ambiente y resistencia a las condiciones climáticas adversas. Son materiales promisorios y una alternativa para los países andinos frente a la incertidumbre generada por la crisis alimentaria y los desafíos de producción que impone el cambio climático.
A pesar de su versatilidad, las papas nativas comenzaron a extinguirse. “Los productores comenzaron a trabajar los materiales comerciales e hicieron cultivos de mono variedad que perjudicaron la conservación de estas papas, base de la seguridad alimentaria para las comunidades por mucho tiempo”, dice Daniel García, coordinador de Zona Andina para la Corporación PBA.
A través del Consorcio Andino para la Innovación, cofinanciado por el gobierno holandés, se dio comienzo a un proceso de rescate del tubérculo en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador, con tres temas esenciales: conservación, uso y valoración de papas nativas. Se evidenció que a este material se le podía dar un valor mayor al que representa y que podía constituirse en un producto con gran cabida en el mercado y el comercio, inclusive como papas tipo gourmet.
En Bolivia las papas nativas - que eran cultivadas para alimento de los cerdos y el ganado - actualmente son comercializadas como papas gourmet en las grandes superficies de mercados . En Perú, existen variedades que se aprovechan para uso industrial y se comercializan como chips de color rojo y morado en pulpa, dado al color natural que poseen. En Colombia, aunque el proceso es relativamente nuevo, tres organizaciones de productores rurales (Coinpaven, Proyca y Asoteguaneque) en Ventaquemada, Boyacá, conformaron la alianza llamada Pacomer, precisamente para conservar, usar y dar valor a las papas nativas en su región, explorando mercados institucionales como restaurantes y hoteles. “Comenzamos por conocer qué cantidad de variedades había en Ventaquemada, logramos descubrir algunas nativas de este municipio que nuestros antepasados habían cultivado pero que ya estaban perdidas. Recuperamos ese material con el apoyo de Corpoica y la Corporación PBA y comenzamos el trabajo”, dice Pedro Briceño, productor rural asociado a la organización Coinpaven. Entre los objetivos de la alianza está motivar el auto consumo para garantizar la alimentación de la comunidad, que los productores sean los primeros consumidores.
Estos resultados son la muestra de que las papas nativas pueden tener una entrada importante en el mercado y constituir gran valor para el comercio próspero de los pequeños productores rurales. “Aquí en Coinpaven somos como inquietos a la investigación, acogimos el programa de preparación con la Corporación y el objetivo es ser pioneros en Boyacá como productores y comercializadores de esas variedades” dice Pedro.
Tras siglos de permanencia en las mismas regiones, estas papas se han adaptado al medio ambiente de donde son nativas y presentan gran resistencia a los diferentes factores climáticos como temperatura o humedad de los suelos; igualmente se caracterizan por su resistencia a las plagas y enfermedades y no requieren gran cantidad de insumos agroquímicos como las variedades comerciales, reduciendo sus costos de producción y mitigando el impacto causado por el cambio climático.
Con el incremento de heladas, veranos más prolongados y extensas sequías, Daniel García explica que estos materiales, por sus características de adaptabilidad, pueden resistir al cambio climático; “cuando se habla de cambio climático uno presume que esos materiales van a resistir mucho más por su adaptación al medio que otros materiales introducidos”. Agrega que si los pequeños productores rurales no se apropian de la conservación del producto, el impacto del fenómeno climático puede poner en riesgo la alimentación para las comunidades y sus alternativas de producción, comercialización y sostenibilidad.
Alrededor del proceso se han promovido los intercambios de experiencias entre productores rurales de los países andinos, para fortalecer sus capacidades y conocimientos en cuanto a producción de papas nativas se refiere, motivando a las comunidades para iniciar procesos. Un productor de Ventaquemada tuvo la oportunidad de ir a un intercambio de experiencias en Ecuador donde productores de Bolivia y Perú presentaron sus experiencias con papas nativas, el productor al ver eso allá y saber que el también tiene papas nativas se motivó muchísimo. Al regresar a Colombia comenzó a hablar con su organización del tema y empezó a decir que también tenían que conservar este producto para promoverlas en mercados gourmet.
Del intercambio de experiencias, Pedro Briceño recuerda que en Ecuador visitó agricultores que más que cultivar defendían las papas nativas desde la producción hasta el consumo, “me traje de experiencia la forma como ellos defienden la parte natural, defienden mucho la producción limpia, son enemigos de los agroquímicos categoría 1, es decir los altamente tóxicos, que están prohibidos en algunos países, aunque en Colombia todavía los tenemos en el mercado. A raíz de la experiencia en Ecuador y las capacitaciones que nos ha dado la Corporación PBA y Corpoica hemos logrado mermar casi en un 50% la utilización de esos agroquímicos”, dice Pedro. El intercambio de experiencias motivo a varias organizaciones rurales colombianas para iniciar los proceso con papas nativas, ahí nació la idea.