En la segunda etapa de la IRP, la comunidad ya está en condiciones de proponerse metas más ambiciosas –en cuanto a lo organizativo, productivo y económico-, se apropia de sus procesos de desarrollo y aprende a liderarlos. Desarrolla capacidades para formular, gestionar y ejecutar iniciativas propias, bien sean proyectos, programas o planes de negocios; formaliza y fortalece su organización, y aprende a solucionar los problemas internos que se le presenten; realiza experimentos tecnológicos, analiza sus resultados y los incorpora en sus actividades de generación de ingresos, mejorando, así, su tecnología y su producción; aprende a administrar sus emprendimientos, a implementar la logística en ellos, a organizar la producción y comercialización y a investigar los mercados.
De esta manera, en estas dos primeras etapas la comunidad se concentra en su fortalecimiento interno y en la consolidación de sus iniciativas.