Miguel Fajardo, histórico líder del proceso de desarrollo local en la región sur del departamento de Santander (nororiente colombiano), explica en esta entrevista los que él considera factores clave para el éxito de esta experiencia de desarrollo local autogestionado por la población, que tiene lugar desde hace varias décadas en las provincias Comuneras, Vélez y Guanentá (departamento de Santander), promovidas por la Pastoral Social de la Diócesis de Socorro y San Gil.
¿Cuáles son los factores de éxito de esta experiencia de desarrollo local?
El primer factor de éxito es haber construido una apuesta de largo plazo, en términos de desarrollo humano integral, que afectara a toda la ciudadanía y que se dirigiera a todas las dimensiones del ser humano.
La segunda clave es poner la educación como motor o guía del desarrollo; pero dentro de la educación, con particular interés, la formación de líderes para la conducción de las organizaciones sociales. Este factor genera confianza en las personas y capacidades para la gestión comunitaria empresarial y social.
El tercer factor clave, no convencional, para el caso de las cooperativas, es que se propuso y se ha trabajado siempre con el criterio de la máxima participación ciudadana, la máxima participación de los asociados en la toma de decisiones y en el control de las organizaciones. Los organismos de control son muy importantes, al igual que la revisoría fiscal, para evitar que las personas abusen del poder o del manejo de los recursos.
Un cuarto factor que hemos identificado es que las organizaciones que hemos impulsado tienen un núcleo básico que es el motor de cada organización, y se trata de grupos de personas que viven de manera intensa y especial su compromiso organizacional. Es un núcleo que no reposa en un gerente o un líder único, sino en un grupo de personas.
Quinto, trabajar con la gente, con los problemas de la gente. Por ejemplo, la región Villanueva tiene un problema de agua, pues hay que trabajar ese problema con la gente, porque es el problema que les duele; trabajar con los problemas más sentidos de las comunidades.
Finalmente, la ética en el manejo de los negocios cooperativos. La ética es un principio de éxito, de confianza y de buen desarrollo.
Pregunta: Hay un marco doctrinal y un marco ideológico detrás. ¿Es ese también un factor clave de éxito?
Hay un elemento de inspiración en la doctrina social de la iglesia y en el pensamiento social cristiano. Allí hay un tema interesante que es el de la unidad de la historia. Los seres humanos no tenemos dos historias, una de salvación religiosa y otra histórica. ¡No! Tenemos una sola historia y superar esa dicotomía ha sido vital. Los seres humanos nos redimimos en una historia particular, no en otra vida como pensaba antiguamente la iglesia.
La consideración epistemológica e ideológica de la doctrina social de la iglesia es que el centro de toda historia es el ser humano, y el desarrollo no consiste en el crecimiento económico, sino en el desarrollo de las personas. Podría darse una sociedad que crezca económicamente y la gente no tenga desarrollo. Aquí tenemos un principio teórico y teológico de que el ser humano es el centro de la construcción de una sociedad más justa y más fraterna.
Fíjese en esto: La solidaridad es más competitiva que la competencia; cuando los pobres compiten no pasa nada, pero cuando se solidarizan y comparten, cuando cooperan, la situación empieza a cambiar y se recorren caminos de liberación, de justicia. El núcleo fundamental de líderes del proceso comparten estos principios y eso ha sido muy importante.
El mundo ha cambiado en estas casi seis décadas desde que comenzó el proceso. ¿Y ustedes, en qué cambiaron?
Formalmente el proceso comenzó en 1963, cuando se formuló la primera propuesta, aunque ya antes se habían fundado cooperativas. Algunas cosas han cambiado y otras se mantienen iguales. Lo que tenemos ahora en comunicación es muy diferente a lo que había en los sesenta, hay un abismo muy grande y nos ha obligado a actualizarnos en materia de medios y nuevas tecnologías. Las TIC le impusieron cambios a nuestras organizaciones, especialmente la informática, que cambió nuestros procesos.
Otra cosa que ha cambiado es la importancia o el peso del tema ambiental. Al principio no había tanta conciencia ambiental como la hay ahora. Ha emergido el tema del agua, del suelo limpio, del bosque protegido, de las reservas naturales, de conservar los patrimonios naturales.
También cambió algo que para nosotros fue crucial, y es que en los años ochenta ingresó el fenómeno de la violencia guerrillera y allí tuvimos que hacer un trabajo fuerte en los diálogos de paz, en las negociaciones, etc. y eso nos hizo cambiar la estrategia y poner acento en la construcción de escenarios de paz.
También entró como algo nuevo la responsabilidad política y la pretensión de incidir en las políticas. Descubrimos con el tiempo que era necesario tener capacidad de interlocución con el estado, de presentar propuestas, gestionarlas y hacerlas valer. En algún momento incluso llegamos a pensar que necesitaríamos un movimiento político propio, aunque no llegamos a concretar esa idea. Pero es claro que uno de los temas del desarrollo es la acción promovida desde la sociedad civil y desde las organizaciones sociales.