“Han pasado 20 años”, dice Benjamín Castañeda, que fue uno de los primeros agricultores que tomó la iniciativa de sembrar la planta aromática conocida como limoncillo. A partir de ese momento, la comunidad se motivó, el producto se convirtió en el sustento para las familias y, así, comenzó el progreso en la vereda Cruce de los Guayabos, del municipio de Alvarado, Tolima.

Los habitantes de la vereda comenzaron poco a poco sembrar; cuando hubo producción llegaron unos compradores que adquirieron las primeras arrobas de limoncillo por un valor de 4.000 pesos, iniciando el proceso de sustento y progreso en la comunidad. Pero también hubo tiempos difíciles, en que los intermediarios no compraban el limoncillo, o lo adquirían pero se demoraban en pagar. Fueron momentos en que los habitantes se desmotivaron, sin embargo, no desfallecieron, siguieron ahí en la lucha.

Los productores de limoncillo de la vereda se fueron dando a conocer ante la alcaldía del municipio y, en el 2015, decidieron crear una asociación, APROLIMONARIA, que cuenta con una directiva y sus respectivos socios. Por un amigo de la comunidad, llamado Fernando Torres, que trabajaba en ese tiempo como subdirector de Cortolima, se tuvo la primera ayuda para comprar una máquina procesadora, con la que comenzaron a secar y luego moler el limoncillo para venderlo para aromáticas en la ciudad de Bogotá.       

Al socio Herman Mora le ha parecido que “es la mejor opción vender el limoncillo ya procesado, ya que tiene un mejor precio, y la idea es poderlo vender a las empresas directamente”.

El sueño de la comunidad con este producto es comercializarlo en diferentes formas, como aromáticas y para medicinas, aceites esenciales y alimentación, siguiendo el ejemplo de otros países que lo utilizan en su consumo diario.

Efrén Reyes, que fue el primer representante legal de la asociación APROLIMONARIA, cuenta que “ha sido muy difícil poder organizarse bien y tomar decisiones, ya que trabajar con comunidad es complicado, pero hemos venido avanzando con la ayuda de la Fundación Grupo BIOS y la Corporación PBA, que han fortalecido la organización en documentación y capacitación”.

Con mucho esfuerzo han salido a flote 13 socios de la organización, con la idea de progresar como comerciantes y avanzar cada día más y, un día no muy lejano, tener su propia empresa, con trabajo y dedicación. 

 

Por: Jasmín Castañeda

Comunicadora Rural