El otro desplazamiento

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Por falta de apoyo al sector, campesinos de Tipacoque continúan emigrando hacia Venezuela. Las difíciles condiciones climáticas en nuestra región han hecho que durante los últimos años, muchos de nuestros copartidarios agroproductores se marchen a buscar mejor futuro en otras regiones, donde el régimen de lluvias sea más frecuente o las tierras dispongan de sistemas de riego para su producción. Si sumado a éste fenómeno, agregamos los altos costos de los insumos, podríamos decir que producir alimento en el campo colombiano no es buen negocio.


Esta es la cruda realidad que vive Francisco Sanabria Angarita, pequeño agricultor de la Vereda El Palmar, Cuarto El Nogal del municipio de Tipacoque; quien luego de 28 años de dedicación al cultivo del tabaco, tomate, maíz y frijol, encontró en la hermana república de Venezuela la posibilidad de cultivar a bajos costos. En esa, que no es su patria pero que le garantiza, a través de un Ingeniero Agrónomo empresario del campo, la posibilidad de cultivar tomate en grandes cantidades con apoyos que en comparación con los precios colombianos causan asombro.


"Si nuestros agroproductores colombianos quisieran competir con los agricultores venezolanos, la desventaja nuestra en relación de costos de producción frente a ellos, sería asombrosa" “Allá el patrocinador me da todos los abonos y venenos que pida pal cultivo, porque son más baratos que aquí y yo voy en un 50% de la cosecha.  Un bulto de tiple 15 vale 10.000 bolos y ese mismo bulto aquí está valiendo 70.000 pesos.  Me entregan la tierra arada y dos gandoladas de gallinaza pa la siembra, también ponen todo lo de la cuelga del tomate como la cabuya y el alambre.  Hay suficiente agua pal riego, o sea que yo tengo que poner mi trabajo, los obreros y la comida que también es barata”, afirma Francisco.

 

Esta comparación hace pensar que si nuestros agroproductores colombianos quisieran competir con los agricultores venezolanos, la desventaja nuestra en relación de costos de producción frente a ellos, sería asombrosa. Panorama oscuro vislumbra el camino cuando llegue el día que tengamos que competir con otros países, donde además de la ventaja en costos, tendremos que enfrentar a quienes tienen a su alcance mucha tecnología.


Con cierto aire de desesperanza asegura Francisco que “hay otra ventaja y es que los venezolanos saben que nosotros somos unos verracos pal trabajo, por eso si la suerte no me ayuda con el precio y me llegara a ir mal, también me prestan para seguirme sosteniendo mientras se pone la otra cosecha, y además allá viven otros tipacoques que se fueron hace muchos años y ya están bien económicamente y en caso de emergencia puedo acudir a ellos.  Por otro lado, el apoyo para el estudio de los hijos es muy bueno; la semana pasada que estuve recibiendo la tierra me di cuenta que los hijos de unos familiares ya tienen cada uno su computador por parte del gobierno, eso sí es ayuda”

Finalmente ante la pregunta sobre el sentimiento al partir y dejar su patria chica, respondió: “aunque es triste arrancar, lo hago por la necesidad de buscar mejor futuro  para la familia en el único oficio que siempre he hecho, cultivar el campo,  y me voy, no desplazado por la violencia, sino por falta de apoyo”.

 

Por: Luis José Pita, Comunicador Rural de Tipacoque