Durante casi tres años de investigación, el economista Absalón Machado Cartagena, una de las más reconocidas autoridades en materia de estudios rurales y miembro del Grupo Diálogo Rural Colombia, adelantó los trabajos que dieron como resultado el Informe Nacional de Desarrollo Humano (INDH), presentado al país hace algunas semanas, y que en el mundo político y académico se considera el estudio más relevante sobre la realidad rural colombiana. El informe propone una reforma rural transformadora que va más allá de la tradicional reforma agraria, además de pensar en cambios en la forma de tenencia de las tierras. Machado señala que “esta propuesta concibe el desarrollo rural en función del territorio, centra la atención en los pobladores más excluidos y vulnerados y exige cambios en el modelo económico”.
El informe trajo varias sorpresas: la primera de ellas es que la ruralidad en Colombia es mayor que la aceptada hasta ahora oficialmente por investigadores y analistas. El censo de población de 2005 estableció que el 25 por ciento de los colombianos habitan en zonas rurales, pero el Informe de Desarrollo Humano 2011 sostiene que es el 32 por ciento de la población la que constituye el mundo rural. La conclusión está relacionada con una nuevo tipo de indicador de ruralidad que utilizó Machado en su informe y que va más allá de la vieja dicotomía urbano-rural. “Hemos aplicado un índice de ruralidad que combina densidad demográfica con distancia de la población a centro demográficos mayores de 6.000 habitantes. Es un indicador creado por el Banco Mundial y no involucra NBI ni PIB”, explica. En su opinión, la aplicación práctica del índice de ruralidad ayudará a construir políticas diferenciadas de desarrollo entre municipios más rurales o más urbanos. “Permite mirar muchas opciones de la política pública, que no debe ser homogénea al territorio sino que puede diferenciar situaciones”, agrega.
Absalón Machado hace parte de un grupo de estudiosos latinoamericanos que entienden lo rural de un modo nuevo: “Insisto en que debemos ver lo rural más como territorio que como una separación de lo urbano y lo rural, que es un concepto puramente demográfico” explica. Este enfoque de “nueva ruralidad”, aplicado al Informe de Desarrollo Humano 2011, dio como resultado una mirada fresca y optimista, a pesar de las dramáticas cifras de pobreza rural, violencia y despojo de tierras que presenta el país.
Reinventar la institucionalidad para lo rural, ese es el tema clave para el desarrollo rural hoy“El territorio no es una cosa puramente geográfica, sino unas relaciones, es una construcción social. La gente se siente perteneciente a un territorio, integrado, con municipios urbanos y municipios rurales”, explica. Bajo esta aproximación, la propuesta es integrar en el territorio todo el conjunto de acciones de desarrollo, incluido el desarrollo industrial, comercial, financiero, medio ambiental, etc. Y eso plantea retos muy grandes a la institucionalidad; en palabras de Machado “implica reinventar la institucionalidad para lo rural, ese es el tema clave para el desarrollo rural hoy”.
El informe
Estos son los más importantes resultados consignados en el Informe de Desarrollo Humano 2011:
I. Colombia es más rural de lo que pensamos
Según los resultados del INDH Colombia es más rural de lo que se planteaba en el censo nacional ya que las tres cuartas partes de los municipios del país son en su mayoría rurales (75,5%); allí vive el 31,6% de la población y sus jurisdicciones ocupan el 94,4% del territorio nacional; datos que dejan claro que hay más ruralidad que Estado, como se esboza en el informe.
Además de plantear que el primer paso es un reconocimiento de la ruralidad que se demuestra que existe, también se propone evaluar los niveles de vulnerabilidad mediante los indicadores de: vulnerabilidad por capital humano, vulnerabilidad por capacidad institucional, vulnerabilidad por presencia de conflicto, vulnerabilidad por rasgos sociodemográficos, vulnerabilidad ambiental y vulnerabilidad por capacidad económica. El informe estipula que los municipios más rurales son a su vez los de mayor vulnerabilidad.
II. El modelo de desarrollo rural ensayado no ha contribuido al bienestar de la mayoría de pobladores
EL modelo de desarrollo rural que ha venido trabajando el Estado y la sociedad, según el informe es un obstáculo para avanzar en el desarrollo humano, resolver la problemática rural y superar la crisis de crecimiento, que se evidencia en ocho puntos:
• No promueve el desarrollo humano y hace más vulnerable a la población rural
• Es inequitativo y no favorece la convergencia
• Invisibiliza las diferencias de género y discrimina a las mujeres
• Es excluyente
• No promueve la sostenibilidad ambiental
• Concentra la propiedad rural y crea condiciones para el surgimiento de conflictos
• Es poco democrático
• No afianza la institucionalidad rural
A pesar de que el informe muestre una mirada desalentadora del modelo de desarrollo rural, llama a la esperanza partiendo de que se sabe cuál es el problema y cómo solucionarlo – La problemática rural necesita de más Estado en el mercado y menos mercado en el Estado: abrir las puertas de la modernización con un Estado más interventor y regulador –. Hay que replantear un modelo apostándole al desarrollo humano.
III. Las brechas de bienestar entre la población rural y urbana se han profundizado
El informe plantea que a pesar de que el principal objetivo de un modelo de desarrollo humano es brindar las mismas oportunidades y ampliar las capacidades de todas las personas independientemente del lugar en el que nazcan o vivan, de su condición social, de su sexo o raza, o de sus creencias religiosas o políticas; los datos del INDH indican que no se está cumpliendo debido a las diferencias en las condiciones de vida, bienestar o ubicación.
A través del texto se plantean cuatro puntos que marcan las brechas del bienestar entre la población rural y urbana la primera de ellas es que se avanzó en desarrollo humano, pero con grandes diferencias regionales; el índice de desarrollo humano muestra que entre los años 2000 y 2010 el país aumento 6 puntos, pero lo que es un poco preocupante es que mientras que Bogotá avanzó 6 puntos en la Guajira sólo se avanzó medio.
El segundo punto es la concentración de la propiedad y violencia: obstáculos al desarrollo humano de los colombianos, luego de la medición de los índices de desarrollo humano realizados dentro del informe se evidenció que la concentración de la propiedad y la violencia muestran una incidencia negativa en este.
La pobreza: expresión del desequilibrio urbano-rural como tercer punto en donde el informe hizo un análisis de la situación de pobreza de las poblaciones urbanas y rurales en donde destacan el aumento de la brecha entre las áreas metropolitanas y las rurales; ya que en el 2002 era de 29 puntos y en el 2009 de 33,7 puntos, lo que demuestra que la disminución de pobreza en las áreas rurales ha sido menor que a la de las áreas metropolitanas.
El último punto denominado no hay tenencia hacia la convergencia entre las regiones y entre la ciudad y el campo ya que después de los análisis del informe demuestran que a pesar de que la situación de la gente en Colombia ha mejorado, se nota la brecha de mejora dependiendo del lugar de residencia.
IV. Los patrones de ocupación y explotación económica del territorio originan conflictos
En este ítem el informe analiza dos tipos de conflictos; - (a) por el asentamiento de pobladores en zonas que han sido legalmente extraídas del mercado para ser explotadas en condiciones diferentes a las impuestas por el modelo de desarrollo prevaleciente (zonas de reserva forestal, parques nacionales naturales y territorios de propiedad colectiva de indígenas o afrocolombianos), es decir, conflictos originados por grupos humanos que pasan por alto disposiciones legales que buscan el ordenamiento del territorio; y, (b) por sobrexplotación, subutilización económica del suelo y el subsuelo, o irrupción de actividades productivas (legales o ilegales) que compiten con las tradicionales, es decir, conflictos entre el uso efectivo del suelo y su vocación –.
Para el año 2009 se identificó una subutilización de la tierra apta para el desarrollo de cultivos, el informe enmarca que la superficie agrícola y silvoagrícola asciende a 4,9 millones de hectáreas, pero sólo el 22,7% de esta superficie es utilizada para cultivos.
V. La estructura de tenencia de la tierra es un obstáculo al desarrollo humano
Luego del análisis de los datos del Gini (indicador para medir el grado de concentración de la propiedad y de los ingresos) el informe muestra como Colombia es uno de los países con más alta desigualdad en la propiedad rural; por lo cual el INDH plantea que es necesaria una estructura de tenencia realmente democrática en la que prime el buen liderazgo que lleve a la innovación tecnológica, mejor utilización de las tierras y buen manejo del medio ambiente.
En el informe además revela que según los datos del Gini sólo el 16,1% de los municipios del país tienen indicadores de Gini inferiores a 0,60; es decir, con poca concentración de la propiedad, lo que hace preocupante ver el panorama de inequidad en la tenencia de la tierra. Por lo cual la salida para conllevar este problema es generar una reforma rural transformadora hacia una política integral de tierras que contenga cinco elementos: Restitución y formalización, Cambio climático y tierras, Mercado de tierras, Cambios en uso del suelo y Distribución de la propiedad.
VI. Hay un conflicto rural no resuelto y complejo
Debido al anterior punto mencionado sobre la mala tenencia de tierra, se evidencia el conflicto rural ya que se ha venido generando una jerarquía y acceso al poder monopolizado que sólo ha llevado a que el orden social no se transforme; además de contar con el agravante de un conflicto armado interno que ha hecho mella en toda la historia del país.
El informe muestra cómo el conflicto rural se ha compuesto por el conflicto agrario y el conflicto armado, cada cual teniendo sus objetivos pero generando vulnerabilidad al sector rural. Por su parte, el conflicto agrario está cargado de una deuda social y política con lo rural y por conflictos por la tierra entre sus tenedores, y el conflicto armado incide en el territorio poblacional; causando estos dos un despojo y desplazamiento de tierras que afecta directamente a todo el sector rural de una u otra forma.
VII. La persistencia de élites políticas afecta dos dimensiones del desarrollo humano: la democracia y el bienestar
La criminalización de la política, es el primer rasgo por el que el informe abordo las relaciones con el sistema político, ya que los actores armados se vieron inmiscuidos en el momento en que comenzaron a distorsionar resultados de elecciones públicas para buscar su beneficio propio y así tener influencias en el trabajo de instituciones legales para captar rentas y garantizar la impunidad a sus crímenes.
Y el segundo rasgo a tratar es la relación entre la persistencia política y el bienestar, luego de los análisis se evidenció una persistencia política teniendo en cuenta las cuatro últimas elecciones de alcaldes municipales, en donde los resultados indican que el 92,4% de los municipios a los que se les realizó el análisis presenta algún nivel de persistencia política y el 21,7% no tuvo rotación o renovación de élites políticas.
VIII. El campesinado, las mujeres rurales, los pueblos indígenas y las comunidades afrocolombianas han sido los más afectados
Con un especial enfoque el informe trata el tema del campesinado, las mujeres rurales, los pueblos indígenas y las comunidades afrocolombianas; dentro de este análisis uno de los puntos más importantes que se resaltan es que el campesinado no ha logrado que el Estado reconozca su importancia como grupo social además de la victimización histórica a la que se han visto expuestos debido a la violencia; y revela la importante cifra que alrededor de siete millones de personas son quienes componen el campesinado y producen más de la mitad de los alimentos que se consumen en Colombia.
El informe da cuenta que las mujeres sufren aún más una discriminación triple; por ser mujer, por vivir en el campo y al ser víctimas de la violencia; e evidencian que el 10,62% se auto reconocen como afrocolombianos y el 3,36% como indígenas, es decir más de cinco millones de colombianos pertenecen a estos grupos.
IX. Consecuencias dramáticas: el despojo y el desplazamiento
Las dos consecuencias del conflicto rural que se plantean como nefastas en el informe son el despojo y el desplazamiento; esta primera consecuencia no sólo lleva a que se pierdan las tierras sino a que se pierdan los lazos sociales y la pertenencia a ese lugar, se fragmentan sus familias, ingresos, relaciones y todo esto generando un desplazamiento forzado.
El informe da cuenta de los resultados de la Encuesta Nacional de Verificación de los Derechos de la Población Desplazada que dice que – el 83% de la población desplazada inscrita en el registro único de población desplazada (rupd) perdió algún bien (sin contar los muebles del hogar): el 72% animales, el 50% maquinaria y equipo, el 42% tierras, el 32% cultivos, el 24% infraestructura productiva y el 19% bienes raíces no rurales – y la población no inscrita registró que entre 1980 y 2010 las hectáreas despojadas y forzadas a dejar en abandono por causa del desplazamiento ascendieron a cerca de 6,6 millones, sin contar el 12,9% de la superficie agropecuaria del país, correspondiente a las comunidades étnicas.
X. El Estado ha perdido capacidad de intervención: deterioro de la institucionalidad pública rural
Se presenta en el INDH que el Estado no ha hecho un adecuado acompañamiento a una reforma rural transformadora, lo cual lo hace imposible; se plantean como puntos críticos que existe un marchitamiento de la institucionalidad pública, las política agrarias no satisfacen las demandas de la gente, es inestable el gasto público en el sector, prioridades distintas en el gasto público sectorial por entidades y se plantea finalmente que es totalmente impostergable recuperar la institucionalidad. La reforma rural transformadora debe plantearse con un desarrollo institucional como un componente transversal para que el campo despegue.
XI. El desempeño sectorial ha sido satisfactorio
Según el informe el desempeño económico y productivo del sector rural visto desde la perspectiva del desarrollo humano es primordial por su crecimiento y por su capacidad de ampliar las oportunidades para los habitantes rurales; de ahí que el desarrollo humano para esta población implique una equidad en oportunidades, para que de esta forma se pueda llevar una vida digna en el campo
Y se señalan a través del texto cuatro dimensiones que afectan esta situación: la falta de un adecuado afianzamiento de los factores de producción relevantes en la actividad agropecuaria; las falencias institucionales; la débil inserción en el mercado internacional; y la violencia rural.
XII. Una reforma para transformar la realidad rural
Finalmente la reforma rural transformador que se presenta en el informe pretende brindar seguridad humana, desarrollo institucional, desarrollo rural y política integral para lograr de esta manera acabar con la pobreza y solucionar el conflicto rural.
Y se plantea que – la reforma rural transformadora es una apuesta por lo rural que requiere decisión política y acuerdos nacionales, regionales y locales, para proyectar en el largo plazo un proceso de transformación de la actual estructura agraria y sus relaciones con la sociedad, el Estado y la política –. Y explican los dos grandes objetivos que tiene esta: combatir la pobreza y resolver el conflicto rural.