Es la primera vez que una negociación entre las FARC y el gobierno colombiano parece acercarse tanto a la soñada posibilidad de un acuerdo definitivo. Y curiosamente, el punto que parecía más complicado, el de los temas rurales y agrarios, podría ser el primero en el que se llegue a una solución concertada entre las partes. Las dos últimas semanas de enero estuvieron llenas de noticias al respecto, desde que un alto funcionario del Estado señaló que el tema rural quedaría evacuado en la agenda de negociaciones a más tardar en la Semana Santa. Aunque no era un vocero autorizado del equipo negociador del gobierno, las palabras del funcionario despertaron el optimismo entre los colombianos.
Pero tal vez lo que más ilusión trajo por estos días fue el propio anuncio oficial de las FARC, en boca del jefe de los negociadores, Iván Márquez, de que un acuerdo está cerca y que “existen muchas coincidencias con el gobierno” en el tema rural y agrario. Las FARC han modificado bastante sus banderas agrarias, desde aquel primer programa de 1964, en los tiempos de fundación de esta guerrilla. Inspirada en una idea marxista, la principal aspiración de las FARC entonces era una reforma agraria que devolviera la tierra a los campesinos confiscando la propiedad latifundista. Por décadas las FARC pusieron sobre la mesa de negociaciones, cada vez que las hubo, esta bandera. La novedad en la Habana es que las FARC aceptarían la coexistencia de diferentes modelos de desarrollo en el sector rural, y que sólo se debe expropiar “el latifundio improductivo, inadecuadamente explotado o inoficioso”, según quedó consignado en un documento que se filtró a los medios.
Los puntos más importantes en los que las partes coinciden son: 1) el de la expropiación del latifundio improductivo. Incluso es exactamente la propuesta del Grupo Diálogo Rural Colombia, expresada en un documento que el grupo produjo a finales del año pasado, con ocasión justamente del inicio de los diálogos en La Habana; 2) la “desganaderización” del sector rural colombiano, en donde más de 34 millones de hectáreas están dedicadas a la ganadería, frente a apenas 5 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura. También en este punto coincide el GDR Colombia, que ha planteado la misma idea. También hay planteamientos comunes entre las partes en cuanto a la reducción del hambre y la miseria en el campo y en cuanto a la restitución de tierras y reparación de las víctimas del conflicto.
Absalón Machado, miembro del Grupo Diálogo Rural Colombia ve con buenos ojos lo que está ocurriendo en La Habana. “Se ven coincidencias del Gobierno y las Farc en puntos como el latifundio improductivo, pero no se sabe qué instrumentos proponen”Las FARC ahora plantean limitar la minería, y no eliminarla como en el pasado, y y hablan de limitar y regular la inversión extranjera en tierras colombianas, y no de prohibirla. La posición moderada de la guerrilla en estos puntos sin lugar a dudas facilitaría las cosas en la mesa de negociaciones.
Absalón Machado, miembro del Grupo Diálogo Rural Colombia ve con buenos ojos lo que está ocurriendo en La Habana. “Se ven coincidencias del Gobierno y las Farc en puntos como el latifundio improductivo, pero no se sabe qué instrumentos proponen”, dijo. Para la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, las posiciones moderadas de las FARC en temas candentes como el latifundio, son una buena señal. El presidente de la SAC, Rafael Mejía, declaró que “hay espacio para el diálogo” y que “que hay una evolución en los planteamientos nuestros y de las FARC. Hay que escuchar a la contraparte”.
Carlos Salgado, director de Planeta Paz, dijo en una entrevista en la revista Semana que es claro que el documento de La Habana revela un cambio de postura de las FARC y que “no es un discurso de clase tan fuerte, que pretenda imponer una sola lógica sobre el desarrollo rural”.
Para algunos observadores, como Juanita León, directora del portal de análisis político “La Silla Vacía”, las promesas del presidente Juan Manuel Santos durante su campaña ya contenían la mayoría de puntos que las FARC tenía como bandera reciente, así que, en su opinión, no es una sorpresa la posibilidad de acuerdos concretos en La Habana en el tema agrario.
Por supuesto, la negociación apenas ha comenzado. Los colombianos todavía recuerdan la ruptura abrupta del intento anterior, durante el gobierno del presidente Pastrana hace más de diez años. Pero sin duda, hay razones para el optimismo.